MARÍA, LA IGLESIA Y ESPAÑA – octubre de 1979
Inaugurábamos ayer la sede social de "Fuerza Nueva" en Zaragoza, y decía yo a nuestros amigos y camaradas que esta sede ha de tener características muy especiales, como las tiene Zaragoza.
Inaugurábamos ayer la sede social de "Fuerza Nueva" en Zaragoza, y decía yo a nuestros amigos y camaradas que esta sede ha de tener características muy especiales, como las tiene Zaragoza.
¡Oh inmaculada y purísima Virgen María, Madre de Dios y Reina de los Apóstoles! En este día feliz en el cual se cumple el XIX Centenario de vuestra venida en carne mortal a Zaragoza, los jóvenes católicos de la diócesis de Toledo venimos a consagrarte la labor del presente año de 1.940.
Zaragoza ha nacido y ha crecido a la orilla del Ebro, río de la Patria que va enhebrando y pespunteando tierras españolas, desde la vieja Castilla cántabra de Santander hasta el delta catalán de su desembocadura. A la vera de este río puede decirse que España tuvo nacimiento y fundación, cuando en la noche del 2 de enero del año 40, la Señora, María, en carne mortal vino a Zaragoza, para fortalecer la voluntad titubeante de Santiago, el hijo del Trueno, cuya fe, desfallecida, le tentaba con la deserción y el abandono.
La Hispanidad es un vocablo de uso corriente entre nosotros y hasta se atisban o vislumbran de un modo confuso, al pronunciarlo, algunas de las ideas que en el vocablo se esconden y contienen. Hoy, la Hispanidad circula como una moneda de valor y cuño conocidos. Pe¬ro a nosotros, ahora y en este momento, nos incumbe algo más que recibir la moneda, examinarla superficialmente y dejarla correr en el mercado. Desaprovecharíamos con estúpida frivolidad esta ocasión que la Providencia nos depara si no intentáramos -con la impresión de riesgo que la aventura implica- retirarnos con esa moneda a nuestro estudio, a fin de considerarla con atención y minuciosa simpatía, de repasar, despacio y con amor, las honduras y el perfil de sus relieves, de recitar con pausa sus orlas y leyendas y de entrañarnos en su hechura para conocer con detalle su ingrediente y la ley que nor¬ma y preside su íntima aleación.
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