Fuerza Nueva y la OTAN
Artículo publicado en la revista «Fuerza Nueva» el 7 de Febrero de 1981.
La postura de nuestro Movimiento político ante el tema del posible ingreso de España en la O.T.A.N., ha sido muy clara. La hemos dado a conocer en el Parlamento y en la calle, de palabra y por escrito, ante españoles y extranjeros, antes y después del 20 de noviembre de 1.975.
Para fijar esta postura partimos de un hecho evidente: España libró con éxito una batalla contra el comunismo, y continúa, a pesar de los últimos acontecimientos políticos, en el espacio del mundo libre, ocupando dentro del mismo un lugar geográfico y estratégico decisivo.
Hoy, por otra parte, la presión marxista se acentúa. El resultado de la segunda guerra mundial ha sido contradictorio con su meta. La soberanía y las fronteras polacas no se respetaron; y, por añadidura, la mitad de Europa se entregó en Yalta al imperialismo soviético. Las divisiones de la U.R.S.S. están en el corazón de Europa.
Dados los hechos apuntados, no caben a España más que cuatro soluciones: el ingreso en el Pacto de Varsovia, la neutralidad, el convenio con los Estados Unidos y la adhesión a la O.T.A.N.
«Fuerza Nueva» descarta radicalmente la inclusión de España en la órbita ideológica y militar comunista, y entiende que la neutralidad, tal y como se plantea, es decir, como aislamiento, no es posible, a menos que se disponga de un aparato gigantesco de defensa que obligue al respeto por la fuerza de una neutralidad que, inmediatamente, dejaría de serlo.
Rechazada la inclusión de España en el Pacto de Varsovia, y no siendo viable la neutralidad aislacionista, hay que someter a examen las otras dos soluciones.
El pacto bilateral con los Estados Unidos supone, con las modificaciones que el transcurso del tiempo y el cambio de circunstancias aconsejen, la continuación de los convenios precedentes; convenios a los que nos forzó un clima internacional que, en un principio, no fue grato para España, y que ha supuesto una conexión tangencial y cargada de problemas con la O.T.A.N.
La solución que a nuestro juicio conviene a España es la de integrarse de pleno derecho en la mencionada Organización. Las razones que avalan este punto de vista son las siguientes:
1ª) Porque mientras subsista la confrontación entre el mundo comunista y el mundo libre, España debe alinearse con el mundo libre.
2ª) Porque, como hemos indicado, el neutralismo aislacionista es de todo punto imposible en la era planetaria en que vivimos.
3ª) Porque España, por su posición geoestratégica, constituye una pieza codiciada por el marxismo, y sería atacada por el aparato militar soviético, no obstante su declaración de neutralidad.
4ª) Porque España, en consecuencia, debe unirse a aquellas naciones que puedan, con su colaboración, disuadir al adversario de su propósito o ayudarla, en su caso, a defenderse.
5ª) Porque España, por su gravitación en el mundo hispánico, debe mantener la antorcha encendida de su victoria contra el comunismo y de su lealtad a toda prueba a una concepción cristiana de la vida individual y de la comunidad política.
6ª) Porque la paz que nosotros anhelamos no es un quietismo renunciador y suicida, sino una paz dinámica, positiva, creadora, que sea fruto lógico de la justicia, y no el silencio subsiguiente a la brutalidad y a la tiranía; y
7ª) Porque si es evidente que el ingreso de España en la O.T.A.N. comporta sacrificios, amenazas y riesgos, son mucho mayores los peligros que se siguen de un aislamiento o de una neutralidad encubridora de tibieza, entreguismo moral o simpatía hacia el bloque soviético.
Ahora bien; si las razones apuntadas son poderosas para configurar nuestra postura, no lo son tanto que nos impidan poner condiciones a la integración. Tales condiciones son una exigencia irrenunciable de España, ya que difícilmente se combate al lado de aquellos que no empiezan por hacer honor a la causa que dicen defender. El mundo libre solo puede serlo si a las naciones que lo integran se les da el trato que merecen como tales naciones libres. El lema que debe presidir la Alianza del Atlántico Norte ha de ser éste: «Hombres libres en una Nación libre. Naciones libres en un Mundo libre».
Para que ello sea así, y para que España solicite su ingreso en la O.T.A.N., es necesario:
- Que España recobre la soberanía sobre el Peñón de Gibraltar, con lo que, de una parte, desaparecería el último vestigio colonial en el Occidente europeo, y de otra, se cumpliría la resolución del Comité de los 24 de las Naciones Unidas.
- Las bases militares, establecidas o que se establezcan en el territorio español y que formen parte del esquema previsto por la O.T.A.N., serán bases de soberanía española y bajo mando español, sin perjuicio de su encuadramiento en el dispositivo general y de los asesoramientos y equipamientos pertinentes.
C) Toda dificultad, recelo, contraposición o demora en la incorporación y plena participación de España en los organismos internacionales del mundo libre, y en especial de los que se han constituido o se constituyen en Europa, deben desaparecer de inmediato, de tal forma que, si a España le interesa en serio y de verdad tal incorporación y plena participación, pueda realizarla cuando lo estime necesario o conveniente.