BLAS PIÑAR HABLA PARA LANZA – 18 de julio de 1968
Diario «Lanza», 18 julio 1.968
“Las ideologías no cambian, son los hombres los que cambian de ideología”
“Los principios del 18 de julio se han fortalecido y afirmado su vigencia”
Tras Raimundo de Miguel, es Blas Piñar, consejero nacional del Movimiento por designación del Jefe del Estado, exdirector del Instituto de Cultura Hispánica. Notario ilustre, presidente fundador de la Revista “Fuerza Nueva”, quien tiene la amabilidad de contestar a nuestras preguntas. Blas Piñar tiene un hondo prestigio dentro de la política nacional. Blas Piñar es un personaje discutido. Cuando la discusión en las Cortes pasadas del proyecto de Ley sobre libertad civil en materia religiosa, su oratoria, sus filosóficos argumentos y su indudable peso político le hicieron acreedor del aplauso de unos y de la crítica de otros. Blas Piñar, en suma, no es un personaje “gris”; lo es brillante y donde quiera que vaya, esté donde esté, su presencia se hará notar. Blas Piñar, por otra parte, pretende – y trabaja- en “Fuerza Nueva”, que el 18 de julio no quede en un amargo espejismo.
A nuestras preguntas, contesta así:
1) P.- ¿Se ha operado, a su juicio, algún, cambio de dirección tras estos treinta y dos años, en las ideologías y fuerzas que hicieron posible el 18 de julio?
R.- Yo creo que las ideologías no cambian, sino que son los hombres los que cambian de ideología. Un sistema doctrinal, en el orden religioso, filosófico o político, si es auténtico permanece dominando al acontecimiento histórico. Las ideas se explicitan, se desarrollan, y tienen en cada mutación de los tiempos, la oportunidad de comprehenderlos e impregnarlos de lo que podría llamarse su propia visión.
En este sentido me parece que las ideologías que confluyeron, como fruto del espíritu nacional, en la jornada del 18 de julio no han variado. Más aún, creo que han tenido ocasión de fortalecerse y de afirmarse en su vigencia ante la marcha de la historia universal.
Los que han variado han sido algunos hombres, cuya convicción era débil, o se hallaban encuadrados en un esquema ideológico por mimetismo, contagio sentimental, apetencias personales o motivos geográficos.
El hilo de las variaciones personales tramado con los que ofrecen algunos errores políticos del sistema y la infiltración de quienes aspiran a la revancha produciendo estados de confusión, han hecho que algunas de las fuerzas políticas a que Vd. alude se hallen en un momento de crisis. Pero estoy convencido de que la crisis es pasajera y que, con las purificaciones precisas y la decantación necesaria, una fuerza política nueva servirá con el tesoro de la experiencia y la vitalidad de su entusiasmo las ideas sagradas que dieron origen y coraje de victoria al 18 de julio.
2) P.- Supuesto, quiera Dios que no, un mismo estado de cosas que el anterior a 1.936 ¿volverían a estar en el mismo lado Falange, Carlismo y Ejército?
R.- Yo creo que sí. Y creo que, además, hay muchas gentes en España que estarían en el mismo puesto de lucha, sin ser falangistas o carlistas, porque entienden que son, a un tiempo, ambas cosas.
Situados hacia acá del 18 de julio, se sienten hijos de aquella jornada histórica y respetando y amando a sus progenitores los encarnan por igual, sin distinción ni diferencia.
3) P.- Suponiendo su adhesión a la Ley Orgánica del Estado, ¿cómo ve el trance de la sucesión? ¿De qué forma ve más sosegado y auténtico dicho trance? ¿Como interpreta «Monarquía Tradicional, Católica, Social y Representativa? o, en su caso, la correspondiente «Regencia».
R. – Si la Monarquía que el Movimiento promueve como investidura y forma política del Estado, no fuera la que definen nuestras leyes constitucionales, sería un fraude. El término «tradicional” hay que referirlo e interpretarlo de acuerdo con la tesis carlista, conforme ha dicho el Jefe del Estado en reiteradas ocasiones.
La palabra «social», significa, a mi juicio, la huida de un sistema palaciego y la dedicación entera de la Monarquía al logro de una España mejor en todos los órdenes y para todos los españoles.
La «representatividad”, quiere decir que el pueblo participa de un modo orgánico y por medio de sus cauces naturales, es decir, con ausencia de los partidos políticos en las tareas del Estado.
Decir que la Monarquía es «católica», es tanto como entender que en los principios del Evangelio se inspira su derecho público, con independencia de lo que las circunstancias puedan aconsejar sobre las relaciones que siempre habrán de coordinarse, entre la Iglesia y el Estado.
4) P.- A su juicio, ¿existen personas de estirpe regia capaces de hacer viable la Monarquía Tradicional?
R.- No podría responder a su pregunta. No tengo contacto personal suficiente con las personas de estirpe regia. Me sería muy difícil juzgar acerca de sus aptitudes para una tarea tan importante.
Muchas gracias, señor Piñar por sus interesantes manifestaciones y por su colaboración a nuestro intento de dialogar con “el 18 de julio”.
Pablo Naranjo Ciudad