MARÍA, LA IGLESIA Y ESPAÑA – octubre de 1979

Zaragoza ha nacido y ha crecido a la orilla del Ebro, río de la Patria que va enhebrando y pespunteando tierras españolas, desde la vieja Castilla cántabra de Santander hasta el delta catalán de su desembocadura. A la vera de este río puede decirse que España tuvo nacimiento y fundación, cuando en la noche del 2 de enero del año 40, la Señora, María, en carne mortal vino a Zaragoza, para fortalecer la voluntad titubeante de Santiago, el hijo del Trueno, cuya fe, desfallecida, le tentaba con la deserción y el abandono.

MÍSTICA Y POLÍTICA DE LA HISPANIDAD

La Hispanidad es un vocablo de uso corriente entre nosotros y hasta se atisban o vislumbran de un modo confuso, al pronunciarlo, algunas de las ideas que en el vocablo se esconden y contienen. Hoy, la Hispanidad circula como una moneda de valor y cuño conocidos. Pe¬ro a nosotros, ahora y en este momento, nos incumbe algo más que recibir la moneda, examinarla superficialmente y dejarla correr en el mercado. Desaprovecharíamos con estúpida frivolidad esta ocasión que la Providencia nos depara si no intentáramos -con la impresión de riesgo que la aventura implica- retirarnos con esa moneda a nuestro estudio, a fin de considerarla con atención y minuciosa simpatía, de repasar, despacio y con amor, las honduras y el perfil de sus relieves, de recitar con pausa sus orlas y leyendas y de entrañarnos en su hechura para conocer con detalle su ingrediente y la ley que nor¬ma y preside su íntima aleación.